Bitácora de una Bruja Errante: En busca de piedras raras

Bitácora de una Bruja Errante: En busca de piedras raras

Hay viajes que no se planean… se sienten.

Y así, con el corazón vibrando como cuarzo bajo luna llena, emprendimos camino hacia Tucson —el ombligo mineral del mundo por unas semanas al año—, donde el polvo del desierto se mezcla con la energía ancestral de miles de piedras traídas desde todos los rincones del planeta.

Lo que sucede allí no es solo una feria. Es un vórtice.
Un templo abierto.
Un llamado.

Imposible no perder la noción del tiempo entre mesas cubiertas de amatistas gigantes, cajas llenas de piedras lunares crudas, hileras interminables de ópalos etíopes brillando como lágrimas de fuego, y un sinfín de minerales que solo sabíamos que existían porque los habíamos soñado antes.


🌍 El ritual del encuentro

No llegamos con una lista. Llegamos con una intención.
Nos dejamos guiar. A veces es un destello. Un peso en la mano. Un nombre que se nos aparece en sueños y luego… ahí está. En un rincón escondido, dentro de una bandeja polvorienta: una super 7 con inclusiones perfectamente caóticas, o una iolita que parece contener una galaxia azul adentro.

Denver, por otro lado, nos mostró otra cara. Más íntima, más enfocada. Aquí los encuentros fueron más pausados, casi ceremoniales. Allí conseguimos larimar sin tratar, turmalinas en estado virgen, y una malaquita que aún olía a selva húmeda.

Ambas ferias son diferentes… pero complementarias.
Tucson es fuego.
Denver es tierra.


Lo invisible detrás de cada piedra

Cada gema que traemos a Gaya tiene historia, procedencia, y sobre todo: energía.
Nos tomamos el tiempo de sentir a quién se la compramos, cómo fue extraída, qué historias trae consigo.

No es lo mismo un cuarzo rosa que un cuarzo rosa consagrado.
No es lo mismo una piedra hermosa, que una que te elige y te transforma.

Por eso viajamos. Por eso tocamos cada una. Por eso algunas no las traemos.
Y por eso otras, aunque parezcan humildes, nos gritan “llévame contigo”.


🌙 Después del viaje: lo sagrado vuelve al altar

Cuando regresamos, las piezas no van directo a la tienda.
Pasamos días limpiándolas, consagrándolas, activándolas. Les damos descanso, las dejamos bajo la luna, las bañamos en infusiones de hierbas, les hablamos.

Solo cuando están listas, las dejamos entrar al universo de Gaya.
A veces llegan en forma de joya. Otras, se quedan en estado puro, esperando al alma correcta.


📿 Y tú… qué gema te está llamando?

Tal vez es una cianita azul rayada, imposible de encontrar.
O un ópalito de fuego con destellos secretos.
Quizás una shunguita con forma de corazón, que apareció por “casualidad”.

Sea cual sea, si está en nuestra tienda es porque tenía que estar.
Y si no, tal vez la traigamos en la próxima búsqueda. Porque sí: ya estamos soñando con volver al desierto. A perder la noción del tiempo entre cristales. A escuchar la voz de la Tierra en su idioma mineral.

Nosotras no vendemos piedras.
Somos guardianas de magia petrificada.

Con polvo en las botas, manos llenas de energía y el corazón latiendo como tambor,
Gaya

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